2.07.2010

Algunas precisiones

Si entendemos al rock no como un simple género musical, y a su surgimiento no como la aplicación genérica de cualquier movimiento musical creado como mercancía, por la maquinaria discográfica, y por lo tanto sujeto a ser envasado y extendido en el mercado. Si entendemos al rock como una cultura, una filosofía, una actitud crítica ante el mundo y una manera diferente de entender la vida, si lo entendemos de esa manera, su historia debe ser coherente con su esencia, y no hacerla como si se tratara de una mercancía más, como si lo fueron muchos estilos complacientes, que no perduraron mucho más allá del tiempo en el cual surgieron.
En este sentido expuesto, el rock, su historia, es la de un movimiento contracultural múltiple que emergía a mediados de los 60, y que si bien podía haber muchos factores comunes, lo emergente en el Río de La Plata contaba con particularidades tanto autónomas como obvias, en contraposición a lo que se desarrollaba en este sentido en el hemisferio norte. Nosotros contábamos con particularidades propias no sólo en aquel presente, sino también en nuestro pasado, con una historia tanto política como cultural muy diferente y obviamente con una perspectiva de futuro distinta.
La historia del rock como una mercancía, podría tener en cuenta lo expuesto solamente como un telón de fondo, pero no como lo principal. Esta historia privilegia el nombre de los grupos musicales, sus discografías, sus grandes actuaciones, es decir todo lo relacionado a la mercantilización del rock. Creo que no son datos para subestimar, pero escribir una historia del rock desde su propia visión, considero que es otra cosa, que tal vez se parezca mucho más a una antropología cultural de aquel movimiento.
La historia del rock incluye a sus mitos, a los que estaban por detrás de la escena, pero sobre todo a todo un espectro de manifestaciones culturales ajenas a la música misma, pero que confluían en una sola totalidad.

1 comentario:

Cèsar Martìn dijo...

Osvaldo: muy buen texto. Comparto plenamente la postura en torno a cómo debiese ser trabajado algo que quiera abocarse a la historia del rock. Y creo, sin duda, que la mirada tendrá que partir desde la antropología o la sociología. Si no enmarcamos este tipo de trabajos sobre la órbita de los estudios culturales, dificilmente podamos trabajar su dimensiones más reales. Es decir, podremos quedarnos en el anecdotario y las estadísticas. Pero está claro que el rock, poniendo el ojo sobre todo en nuestro país, no nació para ser contado por propaladores que enumeran hechos, sino que siempre instó a la reflexión permanente, esa que sirve para crecer y no estancarse. Los museos esterilizan el significado de las cosas. No reproduzcamos eso. Mañana es mejor!