1.10.2007

Los blues de Pappo

"Heaven done called another blues stringer back home
Lord, they called another blues stringer back home"

J.V. & friends (Tributo a SRV)

La trayectoria del Carpo es una de las más importantes, entre la de todos aquellos pioneros de nuestro rock, ya que se extendió hasta ese día en que el cielo solicitó su presencia para ser parte de la banda estelar. Como en el Six strings down que hiciera Jimmie Vaughan en tributo a su hermano Stevie Ray, y en el que lo incluyera junto a Muddy Waters, Albert King, Albert Collins y tantos otros genios de las seis cuerdas del blues, estoy seguro que Norberto Napolitano, el inmortal Pappo también debe estar desarrollando junto a todos ellos, esa zapada celestial de la cual se nutren y seguirán nutriéndose todos los nuevos guitarristas del género.
No nos ocuparemos aquí de toda esa trayectoria sino la que va desde sus inicios hasta el Pappo´s Blues, ya que hacerlo de la otra forma exigiría un trabajo bastante extenso y por otro lado nos sacaría del tiempo histórico en el que venimos desarrollando este blog.

Allá por el año 68 Miguel Abuelo, convocaba al Carpo a formar parte de la naciente banda Los Abuelos de la Nada, realizando algunas grabaciones, y también en una gira por Mar del Plata, estaría a punto de ser el cuarto Manal, con los que llegaría a compartir el mismo escenario. De aquella época quedan dos grabaciones hechas por Mandioca, una La Estación con los Abuelos de la Nada, sin Miguel, y el magnífico tema Nunca lo sabrán, en el compilado Pidamos Peras a Mandioca.
Por el año 69 Los Gatos lo convocarían a terminar un álbum que habían comenzado a grabar junto a Kay Galiffi, que se había ido del país, aunque fuera recién en El Rock de la Mujer Perdida, aquel álbum de 1970, donde Pappo nos iría a mostrar toda su valía, ya que en dicha placa Los Gatos se inclinarían a hacer un estilo mucho más rockero. Pero ese mismo año esta banda se disolvería, y al estilo del Experience de Jimi Hendrix, a Jorge Álvarez se le ocurría conformar un trío liderado por Pappo, y complementado con David Lebon en bajo y Black Amaya en batería. El resultado fue realmente explosivo.
Desde su primer disco en el 71 llegaría a grabar hasta el 75, nada menos que seis larga duración, donde algunos integrantes irían a cambiar, Pomo llegaría en lugar de Black, y Machi en reemplazo de Davis, que luego retornarían. Cabe destacar que el Carpo fue también unos de esos grandiosos pesados del Bondo, y que junto a ellos iría a grabar su álbum Pappo´s Blues IV. Luego vendría esa experiencia de Aeroblues junto a Alejandro Medina, pero la historia de este as de la guitarra continuaría sin tener fin.

Algunas precisiones. Lo complaciente y lo progresivo.


Si bien algunos de estos temas los fuimos tocando, es preciso redondear mucho mejor algunos de los obstáculos con los que se topaban nuestros primeros rockeros, y de que forma se fueron imponiendo a ellos, para conformar como le gusta señalar a Moris: la tercera potencia del rock.
Es valedero señalar que en la Argentina de entonces, había un mercado discográfico bien definido y que se orientaba principalmente a editar todo lo que sirva para pasar el tiempo, divertirse, no pensar demasiado, y tener el atributo de bailable. Eso es a lo que se denominaba música comercial o complaciente, ya que estaba producida para generar cantidades exorbitantes de dinero, sin preocuparse demasiado por lo estético ni lo artístico, y mucho menos decir cosas en las letras que marcharan hacia un nivel de conciencia superior del público al que eran dirigidas. El músico complaciente que era conciente de esto sabía que tipo de pescado vendía, obviamente con un olor nauseabundo que sólo algunos pudieron percibir por entonces, y que por poderlo hacer alzaron el puño para generar desde abajo y desde la sombra, un nuevo movimiento musical que se inscribía en los aires de cambio que soplaban por entonces en el mundo, y de lo que el rock n´roll fuera tal vez su vanguardia artística. Ser no comercial ni no complaciente inevitablemente conducía a una posición underground y progresiva que por abajo iba carcomiendo los cimientos de la música pasatista, incluso infiltrándola, por ejemplo con buenos arreglos instrumentales. Pero lo más importante es que fue ganando cada vez muchos más adeptos. “Cada día somos más” rezaba la letra de Billy Bond y la Pesada del Rock, allá por 1971, y esto era bastante evidente, ya que para ese entonces habiendo pasado apenas seis años de vida, la progresiva nacional había crecido considerablemente.

El sistema (el capitalismo) para seguir existiendo necesita reproducirse, es decir tener a la mayoría de la gente pensando en nada, o en cualquier cosa igual a la nada, y por otro lado generar todas las divisas posibles, y esto sin ninguna medida posible contenida por códigos éticos y mucho menos estéticos. La música complaciente es irremediablemente funcional a ello, y sus efectos principales son el reproducir la estupidez al infinito.

Haciendo esta reflexión previa uno podría deducir que para hacer pasatismo, se cuenta con todos los recursos disponibles y que para hacer lo otro, se está en una relación de fuerza sumamente desfavorable, y que para poder revertirla se necesita de un gran esfuerzo, tanto intelectual como práctico. A esto me refería en el capítulo:
  • Algunos emprendimiento: Mandioca, Pelo, Fonum


  • Los grandes sellos discográficos, no sólo podían editar la música sino promocionarla a su antojo, tanto en televisión como en la radio, bombardeando nuestros cerebros tantas veces hasta lograr que un día al levantarnos de la cama, lo hagamos cantando ese tema que después abjuremos, por considerarlo mediocre y abyecto. Pero es bueno decir que la mayoría se levanta cantando eso sin arrepentirse luego, y es más si puede lo compra, y exige que se escuche en cualquier lugar donde vaya.
    El rock argentino es bueno decir, ese que se inicio con los locos de la Cueva y terminó llenado estadios de fútbol, en un país donde este deporte no es cualquier cosa, ese rock nació a contra corriente, ni con el favor de las productoras, ni de los medios masivos, e incluso ni de la gente que había sido educada para entender a la música como sinónimo de baile y divertimento.