11.16.2020

Apuntes sobre el reggae jamaiquino- Música que lucha


Nacido en Jamaica a fines de los 50, el reggae une la religiosidad y espiritualidad de los esclavos africanos con una fuerte propuesta cultural y política.

La conquista del continente americano en su conjunto tuvo como uno de sus pilares el desplazamiento de enormes contingentes de población africana para ser convertidos en fuerza esclava. Poco se sabe sobre este proceso de inmigración forzada. Lo que no se puede soslayar es la importancia étnica y cultural que tuvo y tiene lo afro en el desarrollo de nuestras sociedades. En algunas notas precedentes -publicadas en este mismo sitio- quien escribe hizo referencia a la influencia africana en estilos como el blues o el soul que tuvieron su desarrollo en los Estados Unidos. De todas maneras esta marca cultural afro tuvo incidencia a lo largo de todo el continente. En el Río de la Plata el candombe es un estilo que fue cultivado en ambas orillas. En la mayoría de los estilos surgidos es posible encontrar una gran densidad rítmica, cierta religiosidad y una marcada espiritualidad atormentada por la opresión, pero lo que no es tan común es la existencia de un género como el reggae jamaiquino en el que las cualidades señaladas se complementan con una fuerte propuesta cultural y por qué no política en la que ya no se tratará sólo de la situación particular de los jamaiquinos sino de la emancipación de todo el continente africano y de su población migrada hacia otros sitios.

El reggae es un estilo musical surgido en Jamaica a fines de los ’50 principios de los ’60. Su impronta está íntimamente ligada al rastafarismo. Musicalmente hablando es el resultado de una fusión de ritmos caribeños, soul, jazz y una singular base rítmica de procedencia africana. Vendrá a ser así un desarrollo de otras músicas de la isla como fueran el rocksteady y el ska. Coincide además con el surgimiento de la industria discográfica en Jamaica y la independencia del Reino Unido en 1962. El movimiento rastafari surgió promediando la década del ’20 en los suburbios marginales de Kingston y zonas rurales en donde vivía la población afrodescendiente. Tuvo gran importancia en ello el predicador Marcus Garvey quien desde la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro (UNIA, por sus siglas en inglés) fue quien acercó la idea de emancipación ligada a la llegada al trono del imperio de Etiopía del primer rey negro africano, Haile Selassie I quien en el rastafarismo vendrá  a ser un heredero de la divinidad y a su vez el guía que conducirá a todos los africanos dispersos por el mundo hacia la tierra prometida que es naturalmente África. De tal manera los hombres negros de los barrios pobres sostendrán la idea de acercarse espiritualmente a la idea de liberación que encarna el legendario emperador etíope. La música de reggae será parte sustantiva de la praxis emacipatoria.

Roots, rock, reggae.

Se podría afirmar con una aproximación cercana a lo certero que el nacimiento del reggae coincide con la irrupción de la cultura rock que integrándose a estilos musicales, propios de Jamaica y el Caribe, le darán a la música rastafari un estilo bien particular.

Si existe alguna figura descollante del género éste será sin dudas Bob Marley. Nacido en Nine Mile, Saint Ann, Jamaica el 6 de febrero de 1945, a principios de los ’60 se verá influenciado principalmente por la música proveniente de los EEUU como el rock y el R&B.  Tras sumergirse profundamente en la cultura rastafari Marley junto a Bunny Wailer y Peter Tosh conformaron la banda The Wailers y arrancaron con el estilo característico que hizo conocer mundialmente la propuesta jamaiquina. 

De gran interés sería rastrear las letras de las composiciones de Marley, pues allí uno podrá encontrar el sentido que le dio a su producción y que hizo que lo nombren como el "sumo pontífice del reggae” y difusor del rastafarismo por fuera de Jamaica. En Africa unite expresará el deseo de unidad de los africanos dispersos por el mundo para juntos encaminarse hacia la tierra prometida. En la terminología rastafari Zion representa ese lugar mientras que Babylon será el mundo en el que prima una vida alienada estructurada principalmente por las formas que emanan del capitalismo. Zion no será en tal sentido sólo un terruño sino un estado subjetivo en el que prime la dignidad.

Muy pronto el reggae sería bienvenido entre los íconos del rock, tanto es así que figuras como Eric Clapton, Mick Jagger o Stevie Winwood grabarían temas de este estilo musical. En el caso del vocalista de los Rolling Stones cabe señalar que junto al wailer Peter Tosh harían el tema Walk and dont look back. Desde finales de los ’70 cuando el reggae se internacionalizó hizo que su propuesta musical y cultural fuera adoptada en distintos países. En el Reino Unido surgieron bandas como Steel Pulse y UB40. Tendrían ellas un gran impacto comercial e irían consolidado en Europa un público específico para el reggae. La inmigración creciente de africanos a Europa fue creando un basamento sólido para el desarrollo de esta música en el viejo continente.

El desarrollo del reggae en lugares alejados de Jamaica se dio en tanto este género pudo franquear limitaciones tanto geográficas como idiomáticas. A diferencia del rock que se expandió por el mundo casi sin transgredir su enunciación en lengua inglesa –salvo excepciones notables como la del rock argentino- el género jamaiquino logró generar adeptos que hicieron esa música en idiomas diversos. Abundan expresiones musicales que cantan este estilo en lengua francesa o española. Existen además expresiones muy interesantes que surgieron en diferentes países africanos que combinan nuevos ritmos y entonación en lenguas nativas. Hoy se podría considerar al género como una parte importante del desarrollo de la world music, y como uno de los estilos más emparentados a los movimientos antiglobalización.

 

11.05.2020

Soul, derechos sociales y Ku Klux Klan

 Un género radicalmente negro que no fue simplemente un estilo musical, sino más que nada una actitud, una proclama, una muestra acabada de la dignidad de la población afroamericana.

“I look inside myself and see my heart is black”

Paint it Black- (Jagger- Richards)

 

“With the power of soul anything is possible”

Power of Soul- (Jimi Hendrix)

 

El 11 de diciembre de 1964 se producía en la ciudad de Los Ángeles (EEUU) un crimen bastante oscuro. En una de las piezas de un motel de esa ciudad californiana encontrarían el cadáver de Sam Cooke en horas de la madrugada. Cooke está considerado como uno de los padres de la música soul. Además de haber sido ejecutado por un disparo hecho con la precisión propia que tienen los sicarios, el cuerpo ofrecía una cantidad de golpes realizados con inusitada violencia. Lo curioso es que quien se atribuyó el asesinato fue Bertha Lee Franklin, la encargada del hotel. La mujer declaró que tuvo que asesinarlo debido a que el cantante negro quería violar a una joven. El caso sin demasiadas vueltas fue cerrado con la versión de la hotelera. Se sospecha que detrás de esa muerte estaba una formación del Ku Klux Klan. Ese mismo año la organización ultraderechista había asesinado a los trabajadores miembros del movimiento por los derechos civiles Chaney, Goodman, y Schwerner en Misisipi. Sam Cooke también había sido parte de ese movimiento y desde hacía tres años había creado su propio sello discográfico SAR Record. Recordar este hecho no es ocioso es parte de lo que se intentará señalar en esta nota.



 Por lejos el soul, no fue simplemente un estilo musical, sino principalmente una actitud, una proclama, una muestra acabada de la dignidad de la población afroamericana. La impronta del soul tendría toda su relevancia en la década del ’60 aunque sus bases comenzarían a desarrollarse en la sociedad norteamericana de la posguerra. Una sociedad marcada por el empobrecimiento de las capas populares y un alto índice de segregación racial. La revolución soul se produciría simultáneamente con la irrupción de la cultura del rock, y si bien alcanzarían algunos rasgos comunes, eran ellas, marcas bien diferenciadas que tendrían entre sí una implicancia mutua decisiva y considerable, no siempre muy explicitada que tal vez debiera alcanzar mayor perceptibilidad. En aquel tiempo resultaba casi una obviedad, pero pareciera que con el correr del mismo, aquella evidencia se hubiese desdibujado.

Tanto el rock como el soul eran hijos directos del rhythm & blues, una música afroamericana surgida tras la gran depresión del ’30. El rock es considerado como la versión blanca de ese estilo acompasada a nuevas melodías, mientras que el soul realizaría una operación similar pero reflotando un viejo estilo afroamericano como el gospel.

La irrupción soul se daría de la mano de una importante movilización social como fue el Movimiento por los Derechos Civiles, encabezado por Martin Luther King, el cual promovía derechos para la población negra que en aquel momento eran solamente privativos de los blancos, como así también emergían por entonces grupos radicales como fuera el Black Panther.

Importantes sellos discográficos como Motown y Stax se convertirían en difusores principales del naciente Soul, dando lugar a la aparición de figuras como Ray Charles, James Brown, Salomón Burke y Sam Cooke, sumándose posteriormente Otis Redding, Wilson Picket, Aretha Franklyn, Stevie Wonder, The Tempations, Marvin Gaye, entre muchos más.

Tras el cobarde asesinato de Martin Luther King, el movimiento soul se radicalizaría dando nacimiento a un estilo también más duro como fuera el funk, que tuvo a James Brown como uno de sus principales cultores y a esa tremenda banda que muchos descubrirían en Woodstock y que era Sly & The Family Stone.

El soul fue desde un inicio negro sobre negro, gospel sobre R&B, pero todos los exponentes de este estilo nunca dejaron de versionar a las estrellas blancas del rock. Un resultado magnífico de esto fue por ejemplo un excelente disco de tributo soul a los Beatles. También rockeros como Rare Earth o Spencer Davis Group versionarían a músicos de soul.

Mientras en los 60, los jóvenes rockeros principalmente británicos se acercaban al blues, y hacían rastreos de esa música en el pasado, simultáneamente irrumpía el soul dándole una impronta muy particular al revisionismo blusero. Los grandes músicos blancos emergentes por aquel entonces pareciera que se hubieran hecho devotos de un nuevo dios, de un dios negro que llevaban por dentro y que llenaba de ritmo africano el alma (el soul). Recordar a Eric Burdon, John Mayall, Mick Jagger, Joe Cocker, Janis Joplin, Eric Clapton por nombrar solamente algunos, nos da la certeza de que la mayoría de los rockeros de entonces aunque blancos de piel intentaban acercarse en su alma al color de la raza que hiciera emerger el ritmo más excitante del universo, mucho más si eso representaba para ellos  ejercer la autonomía de no ser parte de  un estabishment por ese entonces bastante cuestionado.

 

 

Música y choque de culturas- La encrucijada del blues

 

“No puedo imaginar mi vida ni la de nadie sin música. Es como una luz en la oscuridad que jamás se extingue”

The Blues- Martin Scorsese

 

Señalaba Nietzsche que cuando determinados fenómenos se prolongan en el tiempo se los pasa a considerar -en su actualidad- como algo completamente obvio. Lo que tiene vida hoy lo tuvo siempre. La música tal como hoy la conocemos es seguro que no siempre existió aunque se busque su acontecer en el remoto pasado humano. Es muy probable que su irrupción haya sido ceremonial y religiosa sujeta a una producción de tipo artesanal. Hoy esa producción es tanto industrial como tecnológica con fines más bien seculares y en un rango de súper reproducción expansiva. Tanto es así que se podría afirmar que el soundtrack, la banda de sonido, hoy invade la cotidianeidad. Ya no es privativo del cine. No solamente se puede llevar puestos auriculares y reproductores de mp3. La música se escucha en las estaciones de trenes, en los bares, dentro de los automóviles,  acompañando la rutina del desplazamiento humano. De todas formas la salida del modo artesanal de la música se puede considerar como un acontecimiento reciente: el del surgimiento de la industria musical y discográfica.

El nacimiento y desarrollo del blues se produjo en ese momento de transición mencionado. Coincide además con la irrupción de la música popular contemporánea con escenarios y actores sociales bien diferente a los que convocaba la música clásica.

El blues, al igual que el jazz, el tango o el candombe, si bien tuvieron un sitio en el que se desarrollaron como músicas, hay que precisar que son el resultado de una reterritorialización. No son en sentido estricto: folklore, sino más bien incursión cultural exógena en un nuevo territorio, generando un sedimento cultural inesperado y a la vez excitante.

Los estilos mencionados son la resultante de choques entre culturas en donde la cultura inmigrante se coloca como aspecto principal, subvirtiendo lo estrictamente folklórico. Desde ese entrecruzamiento se debe abordar el blues. Desde un cruce que si bien es conflicto y tensión también es creación.

El nacimiento del blues se sitúa entre fines del SXIX y principios del XX. Se produjo en los estados sureños de los Estados Unidos, más precisamente en el delta del Mississippi. En 1863 el presidente Abraham Lincoln promulgó la Proclama de la Emancipación declarando la libertad de todos los esclavos del país. Esta norma se puso en marcha a partir de 1865 cuando concluyó la Guerra de Secesión. Si bien representó una medida progresiva hay que señalar que la vida material de la comunidad afroamericana no llegó a presentar un cambio profundo en cuanto a inclusión social mientras se producía simultáneamente una fuerte segregación. Algo de todo ese sentimiento producido por esa nueva situación se hace presente en el blues.

La influencia de géneros anteriores como el góspel, los spirituals y las work songs se hizo presente en una forma musical que comenzó siendo vocal y sin acompañamiento. Fundamentalmente  eran improvisaciones cantadas tras la jornada de trabajo en las que los lamentos representaban la norma. La mujer que lo había abandonado, las penurias rutinarias, el paso del ferrocarril… El blues vendría a ser el resultado musical de esa inserción conflictiva del trabajador afroamericano en un terreno hostil.

Crossroad- La metáfora de la encrucijada.

I went down to the crossroads, fell down on my knees.

I went down to the crossroads, fell down on my knees.

Asked the Lord above for mercy, "Save me if you please."

                           Crossroad- Robert Johnson

 

Si bien Crossroad fue uno de los emblemáticos temas realizados por el mítico Robert Johnson, el cruce de caminos no se agota ahí. Va mucho más allá de una composición musical. El tema mismo debe haber sido realizado bajo el influjo de mitos contemporáneos. Vayamos por parte. 

Robert Johnson nació en 1911 en el pueblo de Hazlehurst y a los 20 años se radicó en Robinsonville. Por esos tiempos escuchaba a los intérpretes de blues más conocidos de entonces: Son House, Willie Brown y Charley Patton. También se animaba a emularlos, aunque nadie tuviera para con él demasiada consideración. Por esa razón un día tomó su guitarra y se alejó para dedicarse a recorrer distintos poblados, tocando en las esquinas y pasando la gorra. Con más suerte en los bares o en los honky- tonks cercanos a las plantaciones de algodón. 

Dos años después regresó a Robinsonville, y ya no era el mismo, se había convertido en un guitarrista inigualable que con las cuerdas bajas marcaba un walking bass hipnótico y agregando el slide construido con el cuello de una botella lograba que la guitarra gimiera. Nadie podía creerlo y fue así que comenzaron las diversas conjeturas. Seguramente –supusieron-  había tomado clases de algún eximio intérprete del instrumento de seis cuerdas. Aunque la idea que cobró más fuerzas fue aquella que decía que Robert había pactado con el demonio en un cruce de caminos. En ese cruce y donde los caminos se cortan había que llevar la guitarra y estar en el sitio preciso antes de la medianoche y tocar algo para invocar a: “Un hombre grande y negro irá hasta allí, cogerá tu guitarra y tocará para ti, hará sonar tu canción y te devolverá la guitarra”. Luego de eso el aprendiz sabrá todo lo que necesita para tocar blues. 

Solamente hay dos fotos y 29 canciones de Robert Johnson, y hasta algunos dudan de que haya existido. La leyenda cuenta que murió envenenado por el dueño de la taberna donde tocaba, ya que éste suponía que Johnson mantenía relaciones con su mujer. Por esta razón le convidó con una botella de whisky impregnada de estricnina. Tenía 27 años…

En la película Crossroad realizada por el director norteamericano Walter Hill en 1986 podemos seguir algunas pistas al respecto. Aunque la referencia a Robert Johnson estará siempre presente, los personajes ahí son otros, encarnado sí el mismo mito. El joven Eugene Mortone es un estudiante blanco de música que comienza a indagar en los ’60 sobre las raíces del blues y se encuentra en un geriátrico al legendario armoniquita Willie Brown también conocido como Perro Ciego Fulton.  Mortone era un gran guitarrista que en el instituto interpretaba música clásica aunque dándole un rasgo particular más propio a la música afroamericana. Su director en un momento le advierte que: “No se puede seguir a dos amos” dando a entender que se está en un lugar o en el otro. El joven guitarrista decidió entonces viajar al delta del Mississippi junto al Perro Ciego Fulton quien le prometió convertirlo en bluesman. Lo interesante de la narración cinematográfica es que el legendario armoniquita también de alguna manera le repetía constantemente que no se puede seguir a dos amos. Para convertirse en bluesman no alcanzaba con interpretar óptimamente un instrumento sino que lo más importante era transformarse espiritualmente haciendo que su cabeza ya no piense como un blanco nacido en Long Island. La mayoría de los jóvenes blancos que en los ’60 crearon el rock tomaron esa actitud subjetiva de ser portadores de un soul particular que muchos describían como ser negros por dentro. Traducido implicaría sentirse en esa intersección conflictiva de los afroamericanos en un lugar hostil. Por esa misma razón el legendario blusero británico John Mayall alguna vez dijo que si el blues resultaba ser la composición musical que expresa el lamento del oprimido, el blues no podía ser privativo sólo de los negros –aunque lo hayan creado- ya que la opresión también hay blancos que la padecen. Por eso la identificación.

En 2003 en ocasión del “Año del Blues”, Martin Scorsese produjo una serie documental de 7 episodios bajo el nombre de The Blues. En la primera entrega denominada Feel like going home la voz que relata dice: “El blues siempre transporta al lugar dónde vio la luz. Una máxima africana dice que: las raíces del árbol no dan sombra. El blues es igualmente profundo. Cuando escuchas esa música y la comprendes verás que es lo único que no lograron arrebatarle al pueblo negro”.

 

 

11.04.2020

Los ’80: música y neoliberalismo- Tocando al compás del capital

Si las décadas de los 60 y los 70 quedaron grabadas en la historia como tiempos de profundos cambios en todos los terrenos, en los 80 la música,  que había revolucionado esos años, empezó tocar otro ritmo.

Transcurría el año 1984. "Owner of a Lonely Heart" de la banda británica Yes era uno de los temas más escuchados. Por entonces un éxito discográfico. En cualquier televisor encendido podía verse el videoclip o también oírlo en alguna estación radial de las novedosas FM (Radios de Frecuencia Modulada). No está de más recordar que desde el 1º de Mayo de 1980 existía oficialmente en la Argentina la TV en color. Era un tiempo en el cual -a partir del regreso de la democracia- se declamaba que todo lo valioso de la década precedente debía retornar: la música de rock o las ideas de izquierda. Pero todo lo que volvía ya no era igual. Algo había cambiado.

Yes fue conformado en 1968 en Londres. Desde sus inicios la agrupación comenzó a desarrollar un sonido característico de rock con fusiones de jazz. Es de destacar que con la llegada en 1972 del tecladista Rick Wakeman la banda lograría un sonido muy particular que alinearía al grupo junto a otros grandes exponentes del rock progresivo y sinfónico de entonces: Pink Floyd; Genesis; King Crimson; Emerson, Lake & Palmer. Wakeman había sido un pianista de música clásica que pasó a utilizar una multitud de teclados electrónicos de última generación. Con Yes incorporarían a las grabaciones a una orquesta sinfónica y un coro. Eran los tiempos de búsquedas sofisticadas y la creación de obras conceptuales. En 1972 lanzarían el álbum Close to the Edge inspirado en el Siddhartha de Herman Hesse. Un año después tendría lugar Tales from Topographic Oceans, obra también conceptual escrita por Jon Anderson y Steve Howe. El clásico sonido progresivo de Yes llegaría hasta 1979. A partir de ahí la banda quedaría casi desarticulada y algunos de sus miembros propusieron tomarse un descanso. Wakeman y Anderson por ese entonces se inclinarían hacia la música étnica y New Age.

En 1982 los sobrevivientes de Yes alinearon al guitarrista sudafricano Trevor Rabin y allí comenzaba la nueva versión de la banda. Rabin lejos de provenir de la tradición progresiva era un virtuoso guitarrista que cultivaba el hard rock, el pop y el techno rock con lo que Yes adquiriría un sonido mucho más comercial y con llegada a un público masivo.  En octubre de 1983 la nueva formación grabaría el álbum que llevaría como nombre 90125 en alusión al número de catálogo de elepés en el registro del sello Atlantic Records. El tema Owner of a Lonely Heart llegó a ubicarse por varias semanas en el número uno de los rankings de popularidad. Por su parte el tema instrumental Cinema le permitiría al grupo recibir en 1984 el Premio Grammy que sería el único alcanzado por Yes a lo largo de toda su historia. En febrero de 1985 la banda se presentaría en la Argentina en un colmado estadio de Vélez Sarsfield.

El pasaje de un estilo sofisticado y de búsquedas a otro de tipo más bien comercial no fue una exclusividad de Yes. Hubo otros grupos como Genesis, Supertramp o Fleetwood Mac sólo por nombrar algunos que hicieron el mismo camino. Si bien es factible realizar una crítica al cambio de estilo hay que señalar que la calidad instrumental de esas bandas resultaba superlativa. Mientras en Europa se imponía un tipo de música pop rock en donde emergían bandas como The Police, U2,  Depeche Mode, Queen; en los Estados Unidos reinaba la música disco heredera del soul y el rhythm & blues. Michael Jackson era su principal exponente. La conversión al mainstream y la música pop debe entenderse como resultado de un vertiginoso cambio de época no siempre perceptible.  

Las décadas del 60 y 70 son valoradas como tiempos de cambio, de revuelta y contracultura. Sobre ello se ha escrito mucho y se sigue escribiendo. Es una necesidad hacerlo. Los 90 son considerados como la etapa en la cual se impondría el neoliberalismo y el pensamiento único heredero del proclamado fin de la historia. Por su parte los años 80 pareciera que no tuvieran grandes hitos para resaltar. Fue una década casi sin épica, una vuelta al sentido común más rutinario.  Sin embargo los 80 representan un tiempo refundacional del capitalismo global. Nada de lo que hoy ocurre podría entenderse sin saber mínimamente qué representó dicho período. Si en los 90 el neoliberalismo se hace perceptible es porque sus cimientos fueron realizados un tiempo atrás. Lo social, lo económico y lo cultural se transformarían sustancialmente. Los cambios en las disciplinas artísticas responden a ese proceso, se enmarcan en él. Se produce el fin de la sociedad de masas. Se comienza a constituir lo social como el entramado complejo de círculos íntimos con lo que devienen las mayorías silenciosas.

Si bien el fenómeno mainstream es posible a partir de una difusión extremadamente masiva en la que sus instrumentos comunicacionales se revolucionarizan permanentemente cabe destacar que no apuntan a conformar  colectivos sociales sino a desmantelarlos construyendo una cultura del hedonismo individualista en la que priman los círculos reducidos, los espacios de privacidad y el resguardo de la multitud.

El fenómeno de la discoteca

Si bien los locales a los que los jóvenes acudían para bailar música grabada tuvieron sus inicios promediando la década del 70, los mismos fueron lugares predominantes en los 80. En la Argentina los denominados boliches bailables desplazarían a los bailes populares a partir de 1976. Vuelta la democracia no habría cambios al respecto. Los lugares cerrados no sólo seguirían sino que se tornarían mucho más sofisticados.

En 1977 se crearía en Manhattan (EEUU) la célebre discoteca Studio 54. Allí se daban cita personajes famosos como Andy Warhol, Mick Jagger, Salvador Dalí, Liza Minelli, Cher, Woody Allen y Frank Sinatra. El rasgo particular de Studio 54 era que el ingreso al lugar no estaba asegurado. La gran afluencia de jóvenes podía verse en las puertas del lugar intentando ser aceptados para ingresar. Se imponía el derecho de admisión. Si bien las discotecas eran masivas, el fenómeno de las luces y la intensidad del sonido propiciaban una cierta imagen de aislamiento. El resto podía ser visto como un decorado necesario. Por esta razón se señalaba por entonces que si un grupo de amigos quería festejar como en su casa debía hacerlo en la disco.  La arquitectura de las grandes discotecas ofrecía diferentes pistas de baile y lugares reservados que sujetos a las sofisticadas iluminaciones propiciaban la ilusión de estar en un lugar no público. La música que emergía en los 80 debía adaptarse a estos nuevos lugares en los que lo social sería desplazado por una perspectiva íntima y privada. Es interesante rastrear estas características en el cine de la época. Esto se potenciaría en los 90 y hasta hoy mantiene vigencia.

Skiffle, un antecesor del rock- Música desde abajo

Mungo Jerry
Cuando surgen determinadas expresiones artísticas que se tornan masivas no siempre se sabe muy bien cuáles son sus antecesores inmediatos. Mucho menos cuando esos ancestros son parte de la cotidianeidad y por ende pareciera que pueden pasar inadvertidos. En este caso nos referiremos al Skiffle, un género olvidado que estuvo muy presente en la irrupción del rock de la década del sesenta. Fundamentalmente en Gran Bretaña.

Este género tuvo su origen en los Estados Unidos durante la década de 1920. Con instrumentos principalmente caseros y acústicos, trabajadores pobres y negros convertían en melodías sencillas piezas del blues y del jazz. Un instrumento como la tabla de lavar se destacará en este género.

De todas maneras fue en los 50 cuando el skiffle irrumpió en Inglaterra con características propias, aunque sin renegar de su antecesor afro americano. Los jóvenes y niños proletarios que padecían el empobrecimiento de la posguerra fueron los que tomaron a este estilo como una bandera de resistencia. En 1957 había en Inglaterra unos 50 mil grupos de skiffle.

Desde las entrañas de las clases populares siempre emergieron ritmos y melodías. Con la emergencia de la cultura de masas en la que comenzó a hacerse posible la reproducción, muchos estilos pasaron a ser conocidos e incluso comercializados. El skiffle es un género casi doméstico que influyó considerablemente, sin ser reproducido de acuerdo a su relevancia. Bandas célebres como los Beatles y los Rolling Stones habían sido en su origen grupos de skiffle.

En 2017 fue publicado en Inglaterra el libro Roots, Radicals and Rockers: How Skiffle Changed the World escrito por Billy Bragg, autor que además es un ya legendario cantautor de izquierda, ligado al movimiento obrero británico.

En una nota publicada por BBC, Bragg sostenía que el surgimiento de este estilo fue una revolución, no una moda pasajera. "Skiffle fue un movimiento de retorno  a lo básico que trataba sobre las raíces de la música afroamericana", y lo comparaba con el punk, por ser una revuelta de bajo presupuesto realizada por jóvenes cansados ​​de formas de música más convencionales y (supuestamente) sofisticadas. "Skiffle era de base. Venía de abajo. Sorprendió a todos".

A principios de los años 50, la música popular estaba dominada por grandes bandas de swing y crooners schmaltzy. Las bandas de Skiffle redescubrieron los primeros discos de blues y los reinventaron para una nueva generación. Como el punk, el skiffle fue una reacción contra los supergrupos y las grandes empresas discográficas. Según Bragg el  "Skiffle permitió que esa generación se distanciara de la cultura de sus padres” ya que “Cada generación necesita algo así” agregando que para su caso, eso “fue el punk".

Contra lo que la mayoría piensa, el instrumento más importante de Skiffle no era la tabla de lavar o el bajo del cofre de té, sino la guitarra. En las bandas de baile de la década de 1940, la guitarra era un instrumento marginal, y el skiffle lo puso en el centro del escenario. Este instrumento había impulsado la auténtica música de los cantantes de blues afroamericanos, una música que las bandas de skiffle veneraban de igual forma que al jazz tradicional.

Según Billy Bragg, los jóvenes que formaban las bandas de skiffle creían que la música real sólo se hacía en Nueva Orleans, cuna del jazz, y que por esa razón la música británica le debe más a Nueva Orleans que a cualquier otra ciudad estadounidense. La famosa Caverna de Liverpool en dónde comenzaron los Beatles, fue originalmente un club de jazz. 

La palabra skiffle en la jerga de los negros significaba una Rent party (fiesta de alquiler). Así se le llamaba en Harlem a un encuentro social en el que los inquilinos contratan a un grupo musical, realizan una fiesta y luego pasan el sombrero, para con el dinero recaudado pagar el alquiler. Sin embargo skiffle como nombre de un género musical recién fue utilizado en Inglaterra durante los años 50. 

En Gran Bretaña el skiffle fue la piedra inicial del surgimiento -en los sesenta- tanto del rock como del blues blanco. Fue la base de la invasión de los grupos británicos en las listas estadounidenses. Hacia 1957 había 50 mil bandas de skiffle en Inglaterra.  Decía Billy Bragg en la nota citada que  "Cuando los Beatles irrumpieron en los Estados Unidos en 1964, había un ejército de bandas británicas, listas para continuar por el mismo camino; todas habían comenzado con el skiffle, y  venían haciéndolo desde que tenían 12 años”. 

Mungo Jerry 

Allá por los años setenta este grupo británico encabezado por Ray Dorset  se hizo muy popular por el tema In the summertime. Si bien esta banda tuvo una gran producción es recordada principalmente por ese tema. En el verano como fue conocida en nuestro país era un tema simple, bailable pero hecho bajo el molde tradicional del folk rock, el blues y el rockabilly. 

Mungo Jerry siempre fue catalogado como una banda de skiffle. Cuando se escucha gran parte de su producción se pueden encontrar rasgos bien marcados del blues, el rock and roll y el rhythm & blues, aunque realizados con una variedad significativa de instrumentos caseros. 

Además se hace notorio para Mungo Jerry considerar que el blues, por ejemplo, siempre será un género clásico realizado por los monstruos clásicos del Delta del Mississippi, mientras que su producción será sólo un tributo casero. Esa posición marca a la perfección la ideología del skiffle.