5.24.2007

El Rock en La Plata- Diplodocum, Red & Brown


Con apenas 124 años de vida La Plata es una de las pocas ciudades del mundo que fueron diseñadas antes de construirse. Situada a 60 Km al SE de Buenos Aires y con puerto en el Río de la Plata, esta ciudad si fue prevista de antemano para ser la capital de la Provincia de Bs. As., estoy convencido que la extrema cercanía con respecto a la Capital Federal no es para nada ociosa. Si uno indaga un poco sobre su diseño y sus perspectivas a partir de su fundación, puede enseguida constatar que había un gran arsenal de ideas puestas en su construcción por parte de la elite porteña, de la cual la mayoría eran miembros de distintas logias masónicas. Esta minuciosa planificación la convirtió en una de las ciudades, tal vez, más sofisticadas del mundo, y mucho más cuando además de capital administrativa se convertiría en una ciudad fundamentalmente universitaria. Toda esta introducción tal vez escasa, es un poco para entender cual sería el rock que allá por fines de los sesenta iría a emerger en la ciudad de las diagonales.
Tras haber pasado los años 67/ 68 en Europa, los hermanos Eduardo “Skay” (FOTO), Guillermo y Daniel Beilinson regresaban a la ciudad de La Plata. Hijos de una familia económicamente acomodada de la ciudad, los jóvenes Beilinson habían pasado por París habiendo sido parte de algunas revueltas en el Barrio Latino, propias a la efervescencia del Mayo francés. Luego fueron a Londres donde conocieron bastante de la movida psicodélica, habiendo tenido el privilegio de ver nada menos que a Jimi Hendrix en vivo, regresando a la Argentina con una cantidad de discos inconseguibles por estos lados, y un amplificador Marshall, que para ese entonces consistía en un verdadero lujo, pero fundamentalmente con una gran cantidad de ideas para llevar adelante.
A la vuelta conformarían la banda Diplodocum, Red & Brown, de la cual fueran parte además de Skay (en bajo) y Guillermo (en voz), el Topo D´aloisio en guitarra, Bernardo Rubaja en teclados e Isa Portugheis en batería. La música que iría a realizar esta banda iba a ser estrictamente psicodélica, con gran cantidad de elementos audiovisuales, y vale destacar que ellos serían asiduos concurrentes al Instituto Di Tella, que sería para ese entonces el epicentro porteño de toda la movida psicodélica, el happening y el Pop- Art. Por aquellas épocas los Diplodocum aún compondrían temas con letras en inglés, habiendo alcanzado a grabar un disco simple con los temas Blues del hombre de la cara azul, y Blind Sex.
Para el año 1969 ellos se iban a encontrar en el viejo Teatro Opera de la calle 58 entre 11 y 12, con la otra expresión local de vanguardia, que fue nada menos que la Cofradía de la Flor Solar, de la cual nos vamos a encargar en un próximo apartado.
Vale recordar también que Skay Beilinson en esa noche del Opera iría a conocer a Poli Castro, futura manager de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota y al Mono Cohen, Rocambole, artista plástico destacado (actual vicedecano de la Facultad de Bellas Artes), ambos integrantes de la comunidad hippie de la Cofradía.
En otro apartado en donde hablaremos de los “Redondos” banda de la cual Skay sería su guitarrista, intentaremos darle una nueva vuelta de tuerca a la primera aproximación del pasaje del rock argentino de lo underground a lo masivo, ya que tal vez en este caso particular ese pasaje sea de lo más significativo ya que la banda que en el año 2000 completaría tres estadios de River Plate, a full, tenía su origen preciso en aquella escena subterránea de La Plata de finales de los sesenta.

4 comentarios:

anais dijo...

La Plata es una de las ciudades más hermosas que he visto y conocido.

PD: Qué grande Rocambole! Al fin un Decano de verdad!

Victor Castillo dijo...

Muy buen artículo Osvaldo, esto que divulgas me ayuda a tener un mucho mejor panorama de la escena del rock argentino. Acá no nos llegaban estos detalles tan importantes. Suerte y seguimos en contacto.

Anónimo dijo...

Muy buenooo paa!!!


eso es lo q investigamos jeje!


Besos


Sabri

Señorita Trixie dijo...

Como laberinto perfumado de tilos en primaveras soleadas, como semillero de tamaños artistas, La Plata bien se hace merecedora de su tan elocuente slogam: Ciudad soñada. Solo con decir que Ameghino, Almafuerte y Benito Lynch terminaron sus dias por estas calles, no es nada casual su acontecer musical.
Que decir, uno ama la meticulosidad y perfeccion metrica de sus diagonales.
Lindo rincon, Vuelvo pronto.
Ju