11.04.2020

Los ’80: música y neoliberalismo- Tocando al compás del capital

Si las décadas de los 60 y los 70 quedaron grabadas en la historia como tiempos de profundos cambios en todos los terrenos, en los 80 la música,  que había revolucionado esos años, empezó tocar otro ritmo.

Transcurría el año 1984. "Owner of a Lonely Heart" de la banda británica Yes era uno de los temas más escuchados. Por entonces un éxito discográfico. En cualquier televisor encendido podía verse el videoclip o también oírlo en alguna estación radial de las novedosas FM (Radios de Frecuencia Modulada). No está de más recordar que desde el 1º de Mayo de 1980 existía oficialmente en la Argentina la TV en color. Era un tiempo en el cual -a partir del regreso de la democracia- se declamaba que todo lo valioso de la década precedente debía retornar: la música de rock o las ideas de izquierda. Pero todo lo que volvía ya no era igual. Algo había cambiado.

Yes fue conformado en 1968 en Londres. Desde sus inicios la agrupación comenzó a desarrollar un sonido característico de rock con fusiones de jazz. Es de destacar que con la llegada en 1972 del tecladista Rick Wakeman la banda lograría un sonido muy particular que alinearía al grupo junto a otros grandes exponentes del rock progresivo y sinfónico de entonces: Pink Floyd; Genesis; King Crimson; Emerson, Lake & Palmer. Wakeman había sido un pianista de música clásica que pasó a utilizar una multitud de teclados electrónicos de última generación. Con Yes incorporarían a las grabaciones a una orquesta sinfónica y un coro. Eran los tiempos de búsquedas sofisticadas y la creación de obras conceptuales. En 1972 lanzarían el álbum Close to the Edge inspirado en el Siddhartha de Herman Hesse. Un año después tendría lugar Tales from Topographic Oceans, obra también conceptual escrita por Jon Anderson y Steve Howe. El clásico sonido progresivo de Yes llegaría hasta 1979. A partir de ahí la banda quedaría casi desarticulada y algunos de sus miembros propusieron tomarse un descanso. Wakeman y Anderson por ese entonces se inclinarían hacia la música étnica y New Age.

En 1982 los sobrevivientes de Yes alinearon al guitarrista sudafricano Trevor Rabin y allí comenzaba la nueva versión de la banda. Rabin lejos de provenir de la tradición progresiva era un virtuoso guitarrista que cultivaba el hard rock, el pop y el techno rock con lo que Yes adquiriría un sonido mucho más comercial y con llegada a un público masivo.  En octubre de 1983 la nueva formación grabaría el álbum que llevaría como nombre 90125 en alusión al número de catálogo de elepés en el registro del sello Atlantic Records. El tema Owner of a Lonely Heart llegó a ubicarse por varias semanas en el número uno de los rankings de popularidad. Por su parte el tema instrumental Cinema le permitiría al grupo recibir en 1984 el Premio Grammy que sería el único alcanzado por Yes a lo largo de toda su historia. En febrero de 1985 la banda se presentaría en la Argentina en un colmado estadio de Vélez Sarsfield.

El pasaje de un estilo sofisticado y de búsquedas a otro de tipo más bien comercial no fue una exclusividad de Yes. Hubo otros grupos como Genesis, Supertramp o Fleetwood Mac sólo por nombrar algunos que hicieron el mismo camino. Si bien es factible realizar una crítica al cambio de estilo hay que señalar que la calidad instrumental de esas bandas resultaba superlativa. Mientras en Europa se imponía un tipo de música pop rock en donde emergían bandas como The Police, U2,  Depeche Mode, Queen; en los Estados Unidos reinaba la música disco heredera del soul y el rhythm & blues. Michael Jackson era su principal exponente. La conversión al mainstream y la música pop debe entenderse como resultado de un vertiginoso cambio de época no siempre perceptible.  

Las décadas del 60 y 70 son valoradas como tiempos de cambio, de revuelta y contracultura. Sobre ello se ha escrito mucho y se sigue escribiendo. Es una necesidad hacerlo. Los 90 son considerados como la etapa en la cual se impondría el neoliberalismo y el pensamiento único heredero del proclamado fin de la historia. Por su parte los años 80 pareciera que no tuvieran grandes hitos para resaltar. Fue una década casi sin épica, una vuelta al sentido común más rutinario.  Sin embargo los 80 representan un tiempo refundacional del capitalismo global. Nada de lo que hoy ocurre podría entenderse sin saber mínimamente qué representó dicho período. Si en los 90 el neoliberalismo se hace perceptible es porque sus cimientos fueron realizados un tiempo atrás. Lo social, lo económico y lo cultural se transformarían sustancialmente. Los cambios en las disciplinas artísticas responden a ese proceso, se enmarcan en él. Se produce el fin de la sociedad de masas. Se comienza a constituir lo social como el entramado complejo de círculos íntimos con lo que devienen las mayorías silenciosas.

Si bien el fenómeno mainstream es posible a partir de una difusión extremadamente masiva en la que sus instrumentos comunicacionales se revolucionarizan permanentemente cabe destacar que no apuntan a conformar  colectivos sociales sino a desmantelarlos construyendo una cultura del hedonismo individualista en la que priman los círculos reducidos, los espacios de privacidad y el resguardo de la multitud.

El fenómeno de la discoteca

Si bien los locales a los que los jóvenes acudían para bailar música grabada tuvieron sus inicios promediando la década del 70, los mismos fueron lugares predominantes en los 80. En la Argentina los denominados boliches bailables desplazarían a los bailes populares a partir de 1976. Vuelta la democracia no habría cambios al respecto. Los lugares cerrados no sólo seguirían sino que se tornarían mucho más sofisticados.

En 1977 se crearía en Manhattan (EEUU) la célebre discoteca Studio 54. Allí se daban cita personajes famosos como Andy Warhol, Mick Jagger, Salvador Dalí, Liza Minelli, Cher, Woody Allen y Frank Sinatra. El rasgo particular de Studio 54 era que el ingreso al lugar no estaba asegurado. La gran afluencia de jóvenes podía verse en las puertas del lugar intentando ser aceptados para ingresar. Se imponía el derecho de admisión. Si bien las discotecas eran masivas, el fenómeno de las luces y la intensidad del sonido propiciaban una cierta imagen de aislamiento. El resto podía ser visto como un decorado necesario. Por esta razón se señalaba por entonces que si un grupo de amigos quería festejar como en su casa debía hacerlo en la disco.  La arquitectura de las grandes discotecas ofrecía diferentes pistas de baile y lugares reservados que sujetos a las sofisticadas iluminaciones propiciaban la ilusión de estar en un lugar no público. La música que emergía en los 80 debía adaptarse a estos nuevos lugares en los que lo social sería desplazado por una perspectiva íntima y privada. Es interesante rastrear estas características en el cine de la época. Esto se potenciaría en los 90 y hasta hoy mantiene vigencia.

Skiffle, un antecesor del rock- Música desde abajo

Mungo Jerry
Cuando surgen determinadas expresiones artísticas que se tornan masivas no siempre se sabe muy bien cuáles son sus antecesores inmediatos. Mucho menos cuando esos ancestros son parte de la cotidianeidad y por ende pareciera que pueden pasar inadvertidos. En este caso nos referiremos al Skiffle, un género olvidado que estuvo muy presente en la irrupción del rock de la década del sesenta. Fundamentalmente en Gran Bretaña.

Este género tuvo su origen en los Estados Unidos durante la década de 1920. Con instrumentos principalmente caseros y acústicos, trabajadores pobres y negros convertían en melodías sencillas piezas del blues y del jazz. Un instrumento como la tabla de lavar se destacará en este género.

De todas maneras fue en los 50 cuando el skiffle irrumpió en Inglaterra con características propias, aunque sin renegar de su antecesor afro americano. Los jóvenes y niños proletarios que padecían el empobrecimiento de la posguerra fueron los que tomaron a este estilo como una bandera de resistencia. En 1957 había en Inglaterra unos 50 mil grupos de skiffle.

Desde las entrañas de las clases populares siempre emergieron ritmos y melodías. Con la emergencia de la cultura de masas en la que comenzó a hacerse posible la reproducción, muchos estilos pasaron a ser conocidos e incluso comercializados. El skiffle es un género casi doméstico que influyó considerablemente, sin ser reproducido de acuerdo a su relevancia. Bandas célebres como los Beatles y los Rolling Stones habían sido en su origen grupos de skiffle.

En 2017 fue publicado en Inglaterra el libro Roots, Radicals and Rockers: How Skiffle Changed the World escrito por Billy Bragg, autor que además es un ya legendario cantautor de izquierda, ligado al movimiento obrero británico.

En una nota publicada por BBC, Bragg sostenía que el surgimiento de este estilo fue una revolución, no una moda pasajera. "Skiffle fue un movimiento de retorno  a lo básico que trataba sobre las raíces de la música afroamericana", y lo comparaba con el punk, por ser una revuelta de bajo presupuesto realizada por jóvenes cansados ​​de formas de música más convencionales y (supuestamente) sofisticadas. "Skiffle era de base. Venía de abajo. Sorprendió a todos".

A principios de los años 50, la música popular estaba dominada por grandes bandas de swing y crooners schmaltzy. Las bandas de Skiffle redescubrieron los primeros discos de blues y los reinventaron para una nueva generación. Como el punk, el skiffle fue una reacción contra los supergrupos y las grandes empresas discográficas. Según Bragg el  "Skiffle permitió que esa generación se distanciara de la cultura de sus padres” ya que “Cada generación necesita algo así” agregando que para su caso, eso “fue el punk".

Contra lo que la mayoría piensa, el instrumento más importante de Skiffle no era la tabla de lavar o el bajo del cofre de té, sino la guitarra. En las bandas de baile de la década de 1940, la guitarra era un instrumento marginal, y el skiffle lo puso en el centro del escenario. Este instrumento había impulsado la auténtica música de los cantantes de blues afroamericanos, una música que las bandas de skiffle veneraban de igual forma que al jazz tradicional.

Según Billy Bragg, los jóvenes que formaban las bandas de skiffle creían que la música real sólo se hacía en Nueva Orleans, cuna del jazz, y que por esa razón la música británica le debe más a Nueva Orleans que a cualquier otra ciudad estadounidense. La famosa Caverna de Liverpool en dónde comenzaron los Beatles, fue originalmente un club de jazz. 

La palabra skiffle en la jerga de los negros significaba una Rent party (fiesta de alquiler). Así se le llamaba en Harlem a un encuentro social en el que los inquilinos contratan a un grupo musical, realizan una fiesta y luego pasan el sombrero, para con el dinero recaudado pagar el alquiler. Sin embargo skiffle como nombre de un género musical recién fue utilizado en Inglaterra durante los años 50. 

En Gran Bretaña el skiffle fue la piedra inicial del surgimiento -en los sesenta- tanto del rock como del blues blanco. Fue la base de la invasión de los grupos británicos en las listas estadounidenses. Hacia 1957 había 50 mil bandas de skiffle en Inglaterra.  Decía Billy Bragg en la nota citada que  "Cuando los Beatles irrumpieron en los Estados Unidos en 1964, había un ejército de bandas británicas, listas para continuar por el mismo camino; todas habían comenzado con el skiffle, y  venían haciéndolo desde que tenían 12 años”. 

Mungo Jerry 

Allá por los años setenta este grupo británico encabezado por Ray Dorset  se hizo muy popular por el tema In the summertime. Si bien esta banda tuvo una gran producción es recordada principalmente por ese tema. En el verano como fue conocida en nuestro país era un tema simple, bailable pero hecho bajo el molde tradicional del folk rock, el blues y el rockabilly. 

Mungo Jerry siempre fue catalogado como una banda de skiffle. Cuando se escucha gran parte de su producción se pueden encontrar rasgos bien marcados del blues, el rock and roll y el rhythm & blues, aunque realizados con una variedad significativa de instrumentos caseros. 

Además se hace notorio para Mungo Jerry considerar que el blues, por ejemplo, siempre será un género clásico realizado por los monstruos clásicos del Delta del Mississippi, mientras que su producción será sólo un tributo casero. Esa posición marca a la perfección la ideología del skiffle.