6.21.2007

Sobre los mitos del rock- Una reflexión.

Esta reflexión es en gran medida un resultado de algunas conversaciones que llevamos adelante con mi amigo Miguel Ángel Alejandro García (Jinetes en la Tormenta), y es por esta misma razón que él también es parte de esta conclusión.
Imbuidos de ese halo místico del rock originario, uno no deja de preguntarse no solamente por aquel pasado, sino principalmente por su presente y sus perspectivas.

Hoy pareciera un sitio común hablar de los grandes mitos del rocanroll, y si bien es válido para construir un marco referencial propio, esto debiera al menos exigir una problematización de las ideas con las cuales se lo analiza.
Un mito por definición es un relato casi siempre oral, que si bien se ubica en el pasado, se extiende en el tiempo de forma aparentemente atemporal. En el mito el “ser”, es, fue y será. Los personajes del mito son principalmente entes sobrenaturales (dioses, semidioses o monstruos) o seres extraordinarios (héroes).
Si bien el relato mítico es una estructura de ficción, todos lo consideran como una verdad en sí misma, y a su vez esta estructura va a ser apoyatura de nuevos relatos que formarán la creencia colectiva.
El mito es a su vez una necesidad de dar cuenta del origen de algo, pero en este sentido es opuesto al nacimiento de dicho fenómeno a partir de una ruptura con lo dado. Si bien el rock tiene elementos heredados de la cultura afroamericana y principalmente del blues, su surgimiento implicó una verdadera ruptura con la cultura establecida. En este sentido expuesto hablar de los rockeros originarios como seres mitológicos es casi una paradoja con las ideas que el rock mismo nos vino a traer como novedad.
A los John Lennon, Jimi Hendrix, Brian Jones, Jim Morrison o Syd Barret para dar algunos ejemplos solamente, hay que verlos principalmente en su misma e inexorable humanidad, para entender de que se trató aquel tiempo maravilloso y mágico de este género musical y cultural, ya que verlos desde otro ángulo es caer en una falacia que contradice de forma notoria su espíritu contestatario y antisistémico.
De todas formas uno ve que hay mitos vivientes que se mantienen en el tiempo dando la sensación de que para seguir siéndolo, debieran estar actualizándose permanentemente para no caer en el olvido ni en el ridículo, tal el caso de los Stones o Eric Clapton, por decir dos ejemplos solamente. Pero esto hace pensar también que si lo logran hacer es porque ellos mismos se ven como humanos y no como semidioses.
Siempre recuerdo una frase del filósofo francés Jean Baudrillard que decía que los verdaderos teólogos y los papas, eran los que no creían en Dios y por esta misma razón podían poner en acto la ilusión de la fe, entre la mayoría creyente.