12.28.2006

El rock en La Plata- 1ra Aproximación



Si bien esto no intenta ser un estudio sociológico, creo que para hablar del rock en La Plata, es necesario hacer algunas precisiones de esa índole. Mal que les pese a muchos platenses, esta ciudad es extremadamente cercana a Buenos Aires (apenas 64 Km). La Plata está compuesta fundamentalmente por sectores sociales medios, en algunos casos sumamente conservadores, pero el hecho de tener una de las Universidades más importantes del país hizo que tuviera siempre un alto porcentaje de población estudiantil proveniente de otros sitios, sumada la cercanía de ciudades obreras como Berisso y Ensenada, que constituyeron siempre su zona industrial y a la vez portuaria; le dieron a esta región una configuración bastante especial. Es realmente significativo solamente, que de los treinta mil argentinos desaparecidos durante la última dictadura militar, cinco mil hayan sido de esta zona.
Para fines de los años sesenta se desarrollaba en la música de nuestro país, un estilo que no era el rock nacional del que venimos dando cuenta ni tampoco la música estrictamente complaciente o comercial. Había para entonces un tipo de rock que hoy podríamos llamar como productor de covers. Bandas como Carlos Bisso y su Conexión Nº 5 o el Trío Galleta, realizaban temas de bandas inglesas o estadounidenses, teniendo como excusa decir que no se podía hacer rock en español. Esta modalidad de cover o de réplica, en La Plata y alrededores contaba con una cantidad de bandas que superaban en número a las que desde un inicio, como La Cofradía de la Flor Solar se plantearon hacer algo completamente innovador. Por ese entonces apareció en la ciudad una banda que se llamó Los Claster, y que más adelante con el nombre de Dynamita al igual que la ensenadense Tonelada, lograrían grabar en la RCA por intermedio del mismo productor del Trío Galleta. El circuito de esta música hacía centro en el Jockey Club.
Mientras tanto en el viejo Teatro Opera, comenzaba a aparecer una banda integrada por algunos estudiantes entrerrianos de Bellas Artes, eran la ya mencionada Cofradía de la Flor Solar. Ellos no eran solamente una formación musical sino a su vez y principalmente una comunidad de tipo hippie, integrada por otros artistas y artesanos. En ella además de Kubero Díaz, Morcy Requena y Manija Paz confluían el Mono Cohen (Rocambole) y la Negra Poli (futura manager de los Redondos) Aquel tema de Kubero, que lo hacía la Cofradía y que luego grabase Billy Bond con la Pesada, y que se llamó La pálida ciudad, fue hecho pensando en La Plata.
Por fines de los sesenta iba a aparecer otra formación que tendría el nombre de Diplodocum, Red & Brown, integrada por los hermanos Guillermo y Eduardo (Skay) Beilinson, El Topo D´Aloisio, Bernardo Rubaja y el baterista Isa Portugheis. Ellos confluirían junto a la Cofradía. Se formó también de la comunidad el trío Sol, en el que se encontraba otro de los guitarristas emergentes de La Plata, Quique Gornatti y se sumaría a la Cofradía el violinista Jorge Pinchevsky. La cercanía a Capital se hizo bastante evidente cuando estas formaciones se disolvieran y muchos de ellos pasaron a formar parte casi estable de la Pesada del rock. Para esa época los recitales en La Plata ya comenzaban a ser de bastante masividad y el estadio Atenas iba a ser el sitio privilegiado para el desembarco de la mayoría de las bandas más importantes de la musica progresiva nacional.
Desde la Cofradía y Diplodocum, hasta los actuales Guasones, Estelares, Don Lunfardo y el Señor Otario, Las Canoplas o Mister América, pasando por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Virus o Peligrosos Gorriones, La Plata ha tenido un desarrollo bastante importante aunque no del todo mensurable debido a la ya mencionada cercanía porteña.

12.25.2006

Algunas reflexiones

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Como en la Carta Robada de Edgar Allan Poe, lo que se encuentra muy cerca y está casi a la mano, se transforma en lo menos visible, y eso hace que por más que se sepa de su importancia, no se le otorgue la que realmente tiene. Nuestro movimiento de rock habiendo cumplido cuarenta años de existencia, es quizás el tercero en importancia después de Estados Unidos e Inglaterra. Por historia, por cultura, por cantidad de bandas, por haberse integrado a las diferentes generaciones, el rock argentino es un híbrido bastante interesante, tanto por el sitio geográfico donde se fue a desarrollar, por haberse planteado cantar en castellano y porque en el momento de su aparición, resultaba una acalorada utopía que fuera conocido mucho más allá de nuestras propias fronteras. El mercado discográfico latinoamericano o español para ese entonces no era para nada, un espacio propicio para su propagación. Con respecto al mercado propiamente inglés o estadounidense, poder irrumpir ahí era casi imposible, ya que se cantaba en otro idioma, nuestra música era bastante underground, se contaba con pocos recursos tecnológicos y por otro lado lo nuestro solamente existía en una lejanía exótica. Las bandas que lograban meterse en esos rankings, siendo canadienses, holandesas o suecas lo hacían cantando en inglés. Si bien el rock logró entrar en Europa, por fuera de Inglaterra nunca alcanzó un gran desarrollo, hablando siempre de un movimiento que vaya generando bandas, un público especial, y una cultura subyacente.
Esta idea me venía rondando la cabeza cuando me topé con una nota de la Revista Rolling Stone (octubre 2006), realizada por Juan Ortelli, donde dice que la avanzada psicodélica yanqui busca inspiración en Spinetta, Pappo y todo nuestro rock de aquellas épocas. Noel Harmonson, vocalista de los Comets on Fire dice ahí: “Algunos de mis amigos y yo creemos que los discos de ese período particular del rock argentino (fines de los 60, principios de los 70) están entre los mejores del rock n´roll de todos los tiempos. Por su...sensibilidad.”
Todos los que en ese entonces escuchábamos esa música, creo que soñábamos con que a un Pappo, o a un Pescado Rabioso o a un Billy Bond y la pesada, los pudiesen llegar a escuchar en las metróplis del rock, y esto porque estábamos convencidos que no iban a desafinar. Este convencimiento lleva ya cuarenta años y es por esto que rescatar la etapa inaugural debe ser completamente necesario.
Es también por eso que páginas como Incunables Posludios, Puentes Amarillos y tantas otras, no solamente alojan esa música sino que al ella estar ahí presente, se convierte en un disparador cultural de gran importancia, y mucho más cuando la industria discográfica sólo se encarga de editar lo consumible.

12.15.2006

El rock uruguayo, el sonido de la otra orilla.

"Así pues no habrá caminos que no recorramos juntos, tratamos el mismo asunto orientales y argentinos".
Alfredo Zitarroza


Tal vez si obviáramos los regionalismos, y enfocáramos la cuestión desde el punto de vista estrictamente cultural, tendríamos que decir que en verdad no existen ni el rock argentino ni el uruguayo, sino un solo estilo propio al Río de la Plata, con algunas características inmanentes a los conglomerados urbanos de donde han emergido. Me animaría a decir que en la Argentina esos conglomerados son Buenos Aires, El Gran Buenos Aires, Rosario y La Plata, mientras que en el rock de la otra orilla se trata indudablemente de Montevideo.
El rock en ambos países comienza en el mismo momento, y se va a dar la característica peculiar de que muchos de los músicos vayan a establecer un mismo escenario, como así mismo que las radios locales siempre hayan difundido la música de ambas orillas, esto principalmente en el Uruguay. Creo que todos los amantes del rock de la Argentina, de alguna manera sentimos a su expresión uruguaya como parte nuestra. No podría afirmar certeramente que en la banda oriental pase lo mismo, aunque íntimamente creo que es así. Un fenómeno como el de Patricio Rey y los Redondos, con efectos contraculturales y de masa, es muy poco conocido en los demás países latinoamericanos, con la excepción del Uruguay donde llegaban a producir cosas similares. Recordemos por ejemplo aquel Estadio Centenario de 2001 donde los redondos se presentarían por primera vez fuera del país, luego de veinticinco años de existencia, ya siendo un mito de nuestro rock.
Allá por mediados de los 60 aparecían los Shakers, aquella emblemática banda de los hermanos Hugo y Osvaldo Fattorusso que interpretaban rock en inglés al mejor estilo Beatles, y que a su vez visitaban asiduamente Buenos Aires. También aparecían los Mockers y los Bulldogs. Pero tal vez lo más característico del sonido oriental emergente lo iban a representar algunos músicos como Eduardo Mateo, Rubén Rada y Mario “Chichito” Cabral conformando El Kinto, un ensamble del rock con el candombe y ya con letras en castellano. El mismo Hugo Fattorusso, dice haberse sorprendido al ver por televisión al Kinto, para subirse a su motoneta e ir a verlos al canal.
Esta experiencia daría pié a la formación del Tótem, aquella banda integrada por Rada y Chichito, junto a guitarristas como Enrique Rey y Eduardo Useta, el bajista Daniel “Lobito” Lagarde y el baterista Roberto Galletti. Tótem realizaría un estilo de rock latino que algunos emparentarían al de Carlos Santana, tal vez por la integración de la formación instrumental propia del rock con una muy buena base de elementos de percusión. Esta banda se presentaría en el B.A.Rock de 1971, segundo festival organizado por la Revista Pelo.
Aparecerían así mismo por aquellos primeros setenta otras bandas de gran importancia como Psiglo, Días de Blues, Opus Alfa, Montevideo Blues, entre otras. Desde aquel inicio hasta la Vela Puerca o la Tabaré, el rock uruguayo lamentablemente no ha podido mantener siempre una continuidad, tal vez producto de circunstancias históricas concretas, como fueron la dictadura militar por ejemplo, pero no hay que dudar de que el sonido emergente desde aquella orilla integrando al candombe, como la principal fuente de música de origen africano en el Río de la Plata, también ha marcado al rock de este lado.

12.07.2006

Pesado y progresivo


Anteriormente habíamos dicho que el año 70 había sido el instante de una nueva vuelta de tuerca. Si en un primer momento las influencias principales habían sido Bob Dylan, los Stones, los Beatles o los Animals, así como también Cream, Traffic, Fleetwood Mac y John Mayall, comenzaban a seducir a nuestros músicos ahora, el nuevo sonido de bandas de hard rock como Led Zeppelín, Deep Purple, Humble Pie, Black Sabath o Alice Cooper, como así también el sonido progresivo de Jethro Tull, Family, Frank Zappa, Emerson, Lake & Palmer o Pink Floyd.
En 1969 nace un trío que podríamos considerar como el primer grupo argentino de rock sinfónico y que se llamó: Orion´s Beethoven. Recién en 1973 alcanzarían a grabar su primer disco Superángel, cuando ya habían participado de todos los B.A.Rock, e inclusive apareciendo en la película “Rock hasta que se ponga el sol” de 1972.
Los Mentales fue una banda que había comenzado grabando su primer disco simple con dos temas de Lito Nebbia, y que habían tenido cierta trascendencia comercial. En su segundo disco, van a aparecer dos temas de su vocalista Daniel Irigoyen, inclinados definitivamente a un sonido rockero al estilo Led Zeppelín. Aunque los Mentales hoy sean casi desconocidos, fueron ellos, una de las primeras bandas argentinas que comenzaron con este estilo.
Manal fue de las bandas ya existentes, quien se inclinó también por el potente sonido electrónico y principalmente a partir de su simple Doña Laura- Elena.
Tras la disolución de Los Gatos, el que había sido su nuevo guitarrista, Norberto Napolitano, iría a conformar al trío Pappo´s Blues, junto a David Lebón y Black Amaya. Por aquellas épocas comenzaba a sonar “la bola de ruido” que era como le decían al guitarrista Héctor Starc, que más tarde iba a ser parte de Aquelarre, y surgirían a su vez bandas como El Reloj y La Máquina. Spinetta iría a conformar Pescado Rabioso que tal vez sea en la historia de este músico, su experiencia más inclinada al hard rock y al blues, y por 1971 iría a surgir una formación que tal vez haya sido síntesis de toda la movida de esos años y que fue Billy Bond y la Pesada del Rock n´roll, pensada pricipalmente por el gordo Giuliano Canterini (Bond) y el productor Jorge Alvarez. La Pesada no tenía una alineación estable, pero algunos de los músicos que fueron de los más asiduos fueron los tres ex Manal y varios ex integrantes de la banda platense La Cofradía de la Flor Solar, como el guitarrista Kubero Díaz, el violinista Jorge Pinchevsky, y el baterista Isa Portugueis que también lo había sido de Diplodocum, Red & Brown junto a Skay Beilinson. La Pesada iba a ser una de esas bandas con interesantes niveles de convocatoria, y con una gran capacidad para movilizar al público. A partir del lamentable suceso del Luna Park en octubre del 72, donde la policía entró a reprimir, la cosa ya no fue igual. Como no estuve en ese recital y el famoso “Rompan todo” del Bondo hoy parece un argumento bastante controvertido, creo que no tengo la autoridad para hablar de ello, pero sí hacer hincapié en que las fuerzas represivas de entonces no eran para nada benevolentes con expresiones contestatarias como nuestro rock de entonces.

12.04.2006

Acústico- El rock con guitarra criolla.



Hasta ahora hemos venido desarrollando estas presentaciones hablando principalmente de todos aquellos grupos que fueron desplegando sonidos electrónicos y amplificados.
Al igual que en la música folk estadounidense, tipo Bob Dylan, Joan Baez o Crosby, Stills, Nash & Young, para dar algunos ejemplos, el rock acústico se presentaba como un estilo más limpio e íntimo que permitía a su vez la inclusión de letras mucho más comprometidas.
Los primeros en hacer este estilo tal vez hayan sido Moris y Tanguito, pero es importante señalar que el desarrollo de esta tendencia va a generar un estilo muy particular donde será posible experimentar con elementos de nuestro propio folklore, y en este sentido tendremos a músicos como León Gieco, que hoy continúan con una formidable producción.
Allá por al año 70 va a ser la aparición de un verdadero himno de la época: La marcha de la bronca, cantada por Pedro y Pablo, el dúo formado por Miguel Cantilo y Jorge Durietz. En 1971 debuta en el segundo B.A.Rock, el ya mencionado León Gieco con su primer canción: Hombres de hierro, y un año después surgirán dúos como Sui Generis, Vivencia y un solista como Raúl Porchetto, dándole a este estilo, entre todos características ya irreversibles. Precisamente en el año 72 se realizó el primer festival dedicado a esta música, y que se llamó El Acusticazo, donde participaron Gabriela, acompañada por Edelmiro Molinari y David Lebón, Lito Nebbia acompañado por el célebre percusionista Domingo Cura, Miguel y Eugenio, Carlos Daniel, Miguel Krochick, León y Porchetto. Al otro año surgirá Pastoral, otro dúo que iba a hacer historia, y vale mencionar, si bien no fue parte de esta movida acústica, a Arco Iris, la banda de Gustavo Santaolalla, la cual experimentó bastante con el folklore argentino, principalmente en su álbum El regreso de la aurora, además de hacer un clásico de aquella época como Mañanas campestres.