7.19.2007

Cultura rock, masividad y vida de topos.

Hablar de la masividad del rock en la Argentina no necesariamente implica un elogio de éste, es más, podría incluso representar un problema de difícil resolución y hasta un indicio de cierta decadencia.

La cultura rock en sus inicios, nació como una contracultura contrahegemónica, enarbolando banderas antisistema, entroncándose con otras vanguardias estéticas tanto literarias, como pictóricas, como filosóficas, que le dieron a este movimiento un porte sumamente autónomo y con cabeza propia. La ideología rocker tenía tanto del desencanto beatnik, como del pacifismo hippie, de la revuelta del black panther y del pop- art, sumado a las inspiraciones psicodélicas, a la literatura de ciencia ficción, a la poesía surrealista y al hiperrealismo de los bluseros.
El rock no hubiera sido lo que fue si en ese entonces no hubieran estado vigentes los grandes relatos emancipatorios que agonizaron con la irrupción de la posmodernidad y transformaron al mundo en una aldea global.
Un notable crítico como Simon Frith nos dice que: "la constitución de la música rock como una industria transnacional ha dado también lugar a la constitución de una industria musical transnacional según las leyes del rock". En este sentido el rock comienza a perder su carácter revulsivo para transformarse en una gran maquinaria de producción musical transnacional, es decir en una poderosa empresa capitalista que como tal lo que necesita antes que nada es reproducir sus ganancias. De todas formas, a pesar de esto, lo más preocupante no es tanto su carácter de empresa, sino principalmente, cual es el modelo de rocker que comienza a construir.
Con respecto al tema de la contracultura, es decir al de una modalidad con respuestas contra lo establecido, estoy convencido que si esta no da pasos firmes hacia una cultura alternativa, lo más seguro es que sea absorbida por la cultura hegemónica, quitándole sus principales fundamentos, dejando solamente en pié una caricatura inofensiva.
Esto no implica una mirada escéptica acerca del rock, sino principalmente una reflexión sobre un fenómeno que merecería mucho mayor atención, ya que si queremos que esta cultura no se pierda y que tampoco se transforme en algo indeseado, inevitablemente debemos pensar sobre ello, cosa que hoy los que manejan la cosa no quieren que hagamos, y a la que paradójicamente muchos seguidores del rock suscriben.

Tal vez haya que volver a hacer vida de topos. Tal vez el mensaje de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en cuanto al "año sabático" sea ese.
"Tu eternidad, es no despertar" nos dicen los Divididos en su tema Vida de topos. No sea cosa de despertar sólo para no laburar más.

3 comentarios:

anais dijo...

no quiero sonar poca onda, pero... si hasta el che es hoy un personaje de remera que puede comprarse en wall mart, cómo safar?

PD: Simon Frith no es un "crítico" simplemente, sino un etnomusicólogo autor de muchísimos (y muy buenos) ensayos sobre música popular y sobre la estética de la música popular.

Anónimo dijo...

Yo pienso que esto depende en gran medida de la cabeza de los músicos la alternativa,es ser comercializado como un paquete de salchichas y ser masivo de inmediato,sin importar la calidad de lo que grabo toco o canto,o luchar para poder mostrar tu arte sin descuidar la calidad del mismo,y esperando los tiempos necesarios para alcanzar notoriedad paso a paso como hacíamos en los 70`s en que tocabamos por todos lados e ibamos logrando experiencia y público hasta llegar en algún momento a tocar en algún teatro del centro paso previo a la recorrida golpeando puertas de sellos discograficos, laburo dificil si los hay y muchas veces infructuoso
con tu cassette con el demo en el bolsillo,y la esperanza y la paciencia que no se acababa nunca aún cuando no te daban bola,ese era el trabajo del músico de rock,y por eso y porque nos importaba la gente, muchos de nosotros no transamos y nos quedamos sin disco, pero hubo otros que lo lograron y dejaron su trabajo grabado,y por eso aún despues de tanto tiempo es valorado y buscado.
La gente no come vidrio y si se le da a elegir entre bosta y música en el 99% de los casos elige la música.Tal vez se necesiten sellos con la onda de mandioca y medios dirigidos por gente del palo que difunda el trabajo de los tipos que son fieles a la esencia del rock.
Finalmente no nos confundamos con el sello de "comercial" o "no comercial" porque todo lo que se vende es comercial y no es malo que lo sea, los artistas deben cobrar por su trabajo, lo mas importante es que lo que se venda tenga calidad y que produzca en la gente lo que produjo nuestro rock en nosotros en los 70´s.

IRONMAN

Victor Castillo dijo...

Osvaldo:

Saludos. Comparto varias opiniones de los comentarios vertidos, incluso recordé algún pasaje de un sketche de Les Luthiers, en donde Rabinovich le dice a Mundstock, en el papel de los dos políticos, cuando buscaban un músico para modificar los acordes del Himno Nacional de Argentina:

- ¡Debe tratarse de un músico de éxito, un músico de calidad.

- Sí, una de dos, reviró el otro. Jejeje.

En efecto, lo comercial no siempre está peleado con la calidad, pero es muy común.

Los efectos de la globalización o mundialización de la cultura capitalista, entre otras cosas, ha trastocado la esencia de cómo la contracultura instrumenta su respuesta. Esto es muy fácil de observarse cuando se coteja la lucha social de los setentas, cuando se sabía contra quién se luchaba, el gobierno estaba bien identificado en los planos económico y político, y todo lo que de ellos deriva; hoy en día, las fuerzas coercitivas se han diversificado, los gobiernos cedieron mucho terreno al poder privado (los corporativos mundiales de todo tipo), y no es fácil identificar o instrumentar una respuesta nítida y dura, como antaño, es como atacar con una escopeta, ya no al halcón, sino a una parvada de buitres.

Como en el documento que me compartiste, ahí se expresa: que ya no hay una correlación clara entre los que escuchan rock y su visión de la vida.

Creo que la respuesta se sigue dando, pero con otras formas y de manera muy subterránea. Un rockero ahora canta contra el sistema y la industria lo vende sin reparos porque la respuesta de los chavos en un entorno social distinto, no crea la misma respuesta que hace años. Hay demasiada descepción, por lo menos en México, en donde el Rock nunca ha sido masivo, y cuando lo es, se trata de bandas que no tocan los aspectos de la contracultura.

En ese sentido el Rock ha perdido ese emblema, casi por completo.
Se me ocurre que si Jean Baptiste Say (famoso economista), tenía razón al decir que la oferta crea su propia demanda, pues en un mercado como el Rockero, la tarea compete también a los escuchas, ya que es un mercado restringido, por ejemplo, Real de Catorce, en la radio, ni por equivocación se escucha, han sido los chavos que buscan, los que ayudaron a impulsarlos.

En fin, que ya me extendí en un tema apasionante e inacabado.

Excelente Posteo, Osvaldo

Por cierto, que encontré que salieron los resultados de la Encuesta nacional de la Juventud, 2005, será interesante cotejar los resultados del documento que me enviaste (del 2000), con estos nuevos, es por eso que retrasaré esa reseña; lo malo es que no están los datos en Internet y tendré que buscarlo en ese Instituto.

Un abrazo.