Esta reflexión es en gran medida un resultado de algunas conversaciones que llevamos adelante con mi amigo Miguel Ángel Alejandro García (Jinetes en la Tormenta), y es por esta misma razón que él también es parte de esta conclusión.
Imbuidos de ese halo místico del rock originario, uno no deja de preguntarse no solamente por aquel pasado, sino principalmente por su presente y sus perspectivas.
Hoy pareciera un sitio común hablar de los grandes mitos del rocanroll, y si bien es válido para construir un marco referencial propio, esto debiera al menos exigir una problematización de las ideas con las cuales se lo analiza.
Un mito por definición es un relato casi siempre oral, que si bien se ubica en el pasado, se extiende en el tiempo de forma aparentemente atemporal. En el mito el “ser”, es, fue y será. Los personajes del mito son principalmente entes sobrenaturales (dioses, semidioses o monstruos) o seres extraordinarios (héroes).
Si bien el relato mítico es una estructura de ficción, todos lo consideran como una verdad en sí misma, y a su vez esta estructura va a ser apoyatura de nuevos relatos que formarán la creencia colectiva.
El mito es a su vez una necesidad de dar cuenta del origen de algo, pero en este sentido es opuesto al nacimiento de dicho fenómeno a partir de una ruptura con lo dado. Si bien el rock tiene elementos heredados de la cultura afroamericana y principalmente del blues, su surgimiento implicó una verdadera ruptura con la cultura establecida. En este sentido expuesto hablar de los rockeros originarios como seres mitológicos es casi una paradoja con las ideas que el rock mismo nos vino a traer como novedad.
A los John Lennon, Jimi Hendrix, Brian Jones, Jim Morrison o Syd Barret para dar algunos ejemplos solamente, hay que verlos principalmente en su misma e inexorable humanidad, para entender de que se trató aquel tiempo maravilloso y mágico de este género musical y cultural, ya que verlos desde otro ángulo es caer en una falacia que contradice de forma notoria su espíritu contestatario y antisistémico.
De todas formas uno ve que hay mitos vivientes que se mantienen en el tiempo dando la sensación de que para seguir siéndolo, debieran estar actualizándose permanentemente para no caer en el olvido ni en el ridículo, tal el caso de los Stones o Eric Clapton, por decir dos ejemplos solamente. Pero esto hace pensar también que si lo logran hacer es porque ellos mismos se ven como humanos y no como semidioses.
Siempre recuerdo una frase del filósofo francés Jean Baudrillard que decía que los verdaderos teólogos y los papas, eran los que no creían en Dios y por esta misma razón podían poner en acto la ilusión de la fe, entre la mayoría creyente.
3 comentarios:
Las músicas urbanas carecen de lo que el folklores excede, es decir, de tiempo... Por eso es necesario esto de los mitos casi que inventados... Nadie puede discutir las historias de los orígenes de una charera, de una zamba o de un carnavalito, porque son lejanos e inciertos, tanto intelectual como físicamente. Pero, el rock, la murga, el tango y todas las músicas que tenemos cerca, no solo lo están física, sino temporamente. Y tano lo están que se inventan a cada momento en un sitio cercano a nuestras casas.
Ahora, ¿cuál es el problema? Algo tan serio como "las nacionalidades" surgen de un origen mitológico. ¿O alguien se cree eso de los gauchos inmaculados entregando su vida de manera desinteresada? Todo es cultural, todo es invento cultural. Y está perfecto que así sea. Sigamos creando. Sigamos creyendo.
Muy buen tema, Osvaldo, de esos que levantan polémica.
Pienso que muchas figuras míticas del rock como algunos que mencionaste, se dieron realmente cuenta de lo que representaban, y muchos menos, de lo que representarían en el futuro. Para bien o para mal, estaban en la onda, es decir, en los excesos, de todo tipo. Creo una de las cosas de las que se trata el rock es sentirse libres, pero bueno, esto ya es otro tema.
Muy bueno el texto.
Suerte.
Estimado Oswald concuerdo contigo en la interpretacion de los mitos en el rock creo que la gente en lo general necesita de figuras iconicas que puedan representar precisamente esa libertad (en casi todos los sentidos), cosa que la mayoria de los mortales no hacemos. A pesar de los tiempos posmodernos en los que vivimos la gente siempre necesita mitos.
un abrazo
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