11.14.2006

Presentación

La idea de este blog es realizar un pequeño aporte a uno de los fenómenos sociales de mayor trascendencia en la Argentina, no solamente como hecho musical, sino principalmente como una cultura que se extendió en el tiempo hasta el presente.

Desde su inicio casi mítico por la mitad de los sesenta, allá en la emblemática “Cueva” de la calle Pueyrredón, donde una pequeña minoría de jóvenes rebeldes se nucleaban para hacer música de rock n´roll, en una actitud netamente vanguardista, ellos iban a lograr establecer las características principales del sonido que va a llenar estadios de fútbol, con igual magnitud que un clásico River- Boca.

Los sesenta

Por mediados de los años sesenta en el mundo se comenzaban a respirar nuevos aires. Se iba produciendo rápidamente un desencanto general hacia el llamado estado de bienestar, y esto iba pegar duramente en los sectores juveniles de entonces, quizás de una forma que no es igualable a ninguna otra generación del siglo veinte, y Buenos Aires no fue ninguna excepción.

Algunos sostienen que en esos tiempos se vivió una profunda e inconclusa revolución cultural, que podríamos circunscribir a una multiplicidad de manifestaciones tanto políticas como artísticas, literarias, musicales, pasando por nuevos ensayos de organización social, como fueron las comunidades hippies o las comunas populares chinas.

A Buenos Aires desembarcaron tanto el Pop Art, el happening, el psicoanálisis lacaniano, las nuevas vanguardias del pensamiento marxista, el rock, mientras se imponía la literatura de Cortazar, y el Che Guevara tomaba las armas en la selva boliviana. Una muestra cabal de la nueva estética fue la existencia del Instituto Di Tella donde se daban cita los artistas de avanzada.

La aparición del grupo de jóvenes músicos e intelectuales que hicieron de La Cueva, su punto de encuentro, no es un acontecimiento aislado de todo ese contexto social, cultural e ideológico, sino el resultado legítimo de la integración de parte de esos nuevos aires que soplaban por el mundo, con una cultura bastante susceptible a las nuevas tendencias de vanguardia.

Uno de los personajes claves de los que se daban cita en la Cueva, Pipo Lernoud, escribió en la Revista La Mano:

“Fue en la Cueva donde empezó realmente el rock nacional. Sin el fermento de La Cueva, esa mezcla de influencias musicales, literarias e ideológicas, nuestro rock hubiera sido uno más en el continente, otro reflejo pálido de las ideas anglosajonas. Sin La Cueva no hubiera habido Avellaneda blues, ni De Nada Sirve, ni La Balsa. Y toda la historia que viene detrás, desde Charly García a Sumo, desde Los Redondos hasta Spinetta, está teñida con las inquietudes ambiciosas de los locos de La Cueva. No hay en el Continente, con la excepción de Brasil, una historia de rock, poesía y desafío como en la Argentina, y tampoco la hay en Europa fuera de Inglaterra. Porque el aislamiento cultural al que nos sometieron las sucesivas dictaduras y la multiplicidad de las influencias del rock, produjeron un híbrido original que nació ahí, a fines del 65 y comienzos del 66, cuando el mundo dejó sus viejos "conjuntos" abandonó el sueño de triunfar en la Escala Musical y salió a caminar por la avenida Pueyrredón, desde La Cueva a La Perla, para empezar a escribir una historia diferente.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado leer la reseña :) a esas epocas inolvidable del blues
gracias por hacerme rekordar :) mua