Corría el año ’73 cuando a la Argentina llegaba una
nueva modalidad del rock, el progresivo y sinfónico. Los nuevos agrupamientos
si bien venían muy influenciados por el hard rock de Led Zeppelín, Deep Puple y
Black Sabbath, ahora se volvían proclives a escuchar bandas como Yes, Genesis y
King Crimson, y a partir de ello intentaban construir un estilo de ese porte.
Pero bucear en lo
progresivo, les llevaba a los que lo intentaban hacer, largas horas de ensayo, composición,
búsquedas y ajustes sonoros. En La
Plata uno de estos grupos fue Hongo Atómico. Llevaron casi un
año en definir el sonido para salir al ruedo, en largas horas de sesión y
ensayo en la vieja casa de 71 entre 23 y 24.
El Hongo tenía dos
guitarristas, pero los dos fraseaban como primera guitarra, en un complemento
verdaderamente asombroso, ellos eran Miguel López Muntaner y Víctor Videla. El
bajista era el ensenadense José Luis Borza quien antes había sido parte de Tonelada,
y el batero era Omar Farías.
Miguel quien antes había
formado parte de la banda Caramelo, cuenta que Hongo Atómico buscaba la
perfección musical, y que los riffs y acordes del bajo de Borza muy influido
por el bajista Roger Glover de Deep Purple, eran mazazos en la melodía sinfónica,
un cóctel verdaderamente explosivo.
Cuando el grupo ensayaba en
la calle 71, se acercaban muchos a escucharlos ahí mismo, convirtiendo a la
casa en un verdadero lugar de encuentro. Una modalidad de aquel tiempo que hoy
ya no existe.