Este artículo puede resultar un tanto polémico, pero creo que es necesario para establecer ciertas líneas de demarcación que nos permitan avanzar en un fenómeno complejo como resulta la cultura rock.
Hoy uno encuentra que hay diversas zonas de debate, algunas más explícitas que otras, pero que si se llevaran adelante, cosa no propia a la época que vivimos, alcanzarían extremada densidad. El que escribe se formó en un tiempo donde no le esquivábamos el bulto a debates como estos, con el riesgo de caer en el ridículo.
Algunos de los debates hoy presentes son: ¿la cultura del rock entró en su agotamiento? Lo que hoy llamamos así ¿es eso o es otra cosa?. Todos al menos en este país, le damos una fecha de nacimiento, en 1966, pero esto ¿no se complica un poco cuando se habla de rockeros como Sandro o Eddie Pequenino? El rock emergente a partir de Malvinas y que empezó a denominarse “nacional”, ¿acaso no hay gente que lo cuestiona? El rock chabón ¿es rock?. Cosas como estas estoy seguro que debieran definirse independientemente de nuestros gustos musicales, y de nuestros intereses, ya que que el rock por naturaleza no se acomoda a nada, ya que emergió para desacomodar, no para complacer, sino para mostrarnos lo desagradable del mundo, de una forma expresiva casi inédita, con una muy peculiar estética de las emociones.
El denominado rock and roll, tiene su nacimiento en la década del 50, pero las características que alcanzaría en la década del 60 serían bastante diferentes, e incluso llegarían a plantear el dilema de si fue una simple evolución o en realidad se trataba de una verdadera ruptura con lo anterior. Algunos consideran que la música de los 60 si bien provenía del rock and roll, al integrarse a otros géneros musicales, alcanzaría a tener nombre propio, como rock a secas, pero aún así, creo que lo más importante resultaba que la música rock estaba generando no sólo un género musical sino una contracultura, que no había sido posible sin los vientos antisitémicos que comenzaban a soplar en la década del 60. Quizás, sea más preciso decir que era esa contracultura que emergía en los jóvenes de aquella época, la que se apropiaba del viejo rock and roll para generar un nuevo paradigma, inédito hasta entonces.
Señalar la génesis de nuestro rock en 1966 a partir de los primeros discos simples de Los Beatniks y Los Gatos, y también a partir de la mítica Cueva de la calle Pueyrredón, es plantear las cosas desde esa perspectiva señalada. Los más viejos sabemos que antes de esto existía un estilo bailable y comercial que se llamaba Twist, que había sido popularizado por Chubby Checker en Estados Unidos y por el legendario rocanrolero Bill Halley tanto en la Argentina como en México. Si bien, uno podría meter ese estilo dentro del rock como género musical, lo que no es demasiado probable es que aquella moda pueda ser parte de la cultura rock.
En esta aproximación al tema evidentemente han quedado muchas cosas planteadas que voy a intentar desarrollar en próximos apartados.