12.15.2006

El rock uruguayo, el sonido de la otra orilla.

"Así pues no habrá caminos que no recorramos juntos, tratamos el mismo asunto orientales y argentinos".
Alfredo Zitarroza


Tal vez si obviáramos los regionalismos, y enfocáramos la cuestión desde el punto de vista estrictamente cultural, tendríamos que decir que en verdad no existen ni el rock argentino ni el uruguayo, sino un solo estilo propio al Río de la Plata, con algunas características inmanentes a los conglomerados urbanos de donde han emergido. Me animaría a decir que en la Argentina esos conglomerados son Buenos Aires, El Gran Buenos Aires, Rosario y La Plata, mientras que en el rock de la otra orilla se trata indudablemente de Montevideo.
El rock en ambos países comienza en el mismo momento, y se va a dar la característica peculiar de que muchos de los músicos vayan a establecer un mismo escenario, como así mismo que las radios locales siempre hayan difundido la música de ambas orillas, esto principalmente en el Uruguay. Creo que todos los amantes del rock de la Argentina, de alguna manera sentimos a su expresión uruguaya como parte nuestra. No podría afirmar certeramente que en la banda oriental pase lo mismo, aunque íntimamente creo que es así. Un fenómeno como el de Patricio Rey y los Redondos, con efectos contraculturales y de masa, es muy poco conocido en los demás países latinoamericanos, con la excepción del Uruguay donde llegaban a producir cosas similares. Recordemos por ejemplo aquel Estadio Centenario de 2001 donde los redondos se presentarían por primera vez fuera del país, luego de veinticinco años de existencia, ya siendo un mito de nuestro rock.
Allá por mediados de los 60 aparecían los Shakers, aquella emblemática banda de los hermanos Hugo y Osvaldo Fattorusso que interpretaban rock en inglés al mejor estilo Beatles, y que a su vez visitaban asiduamente Buenos Aires. También aparecían los Mockers y los Bulldogs. Pero tal vez lo más característico del sonido oriental emergente lo iban a representar algunos músicos como Eduardo Mateo, Rubén Rada y Mario “Chichito” Cabral conformando El Kinto, un ensamble del rock con el candombe y ya con letras en castellano. El mismo Hugo Fattorusso, dice haberse sorprendido al ver por televisión al Kinto, para subirse a su motoneta e ir a verlos al canal.
Esta experiencia daría pié a la formación del Tótem, aquella banda integrada por Rada y Chichito, junto a guitarristas como Enrique Rey y Eduardo Useta, el bajista Daniel “Lobito” Lagarde y el baterista Roberto Galletti. Tótem realizaría un estilo de rock latino que algunos emparentarían al de Carlos Santana, tal vez por la integración de la formación instrumental propia del rock con una muy buena base de elementos de percusión. Esta banda se presentaría en el B.A.Rock de 1971, segundo festival organizado por la Revista Pelo.
Aparecerían así mismo por aquellos primeros setenta otras bandas de gran importancia como Psiglo, Días de Blues, Opus Alfa, Montevideo Blues, entre otras. Desde aquel inicio hasta la Vela Puerca o la Tabaré, el rock uruguayo lamentablemente no ha podido mantener siempre una continuidad, tal vez producto de circunstancias históricas concretas, como fueron la dictadura militar por ejemplo, pero no hay que dudar de que el sonido emergente desde aquella orilla integrando al candombe, como la principal fuente de música de origen africano en el Río de la Plata, también ha marcado al rock de este lado.